Rothbard: “Milei representa una bomba en el corazón del Leviatán”

di REDAZIONE

Usando GROK, le hice una pregunta a Rothbard, fingiendo ser un periodista llegado del futuro, sobre Javier Milei. Vean lo que saliò…

Periodista: Profesor, como bien sabe, vengo del futuro y en Argentina ha ocurrido un hecho clamoroso: ha ganado las elecciones un tal Javier Milei, economista matemático que se convirtió al pensamiento de la Escuela Austríaca, autoproclamado anarcocapitalista a largo plazo y miniárquico a corto plazo, enemigo jurado de la casta política, la burocracia y los impuestos.

En 18 meses de presidencia, tras heredar una inflación anual del 230%, la ha reducido a aproximadamente un 40%, ha recortado el 35% del gasto público, ha bajado los impuestos, ha eliminado el déficit estatal y, de ser reelegido, planea abolir el Banco Central. Además, sabe bien que la gran batalla a librar — como usted siempre dijo — es la batalla cultural, es decir, la batalla de las ideas, no solo a nivel local, sino global. Todo esto con la conciencia de que para ganar es necesario el involucramiento del mundo conservador, un poco como usted y Rockwell propusieron cuando lanzaron el “Paleo-libertarismo”.

¿Qué opina de un político como Milei, del que le he dado algunos detalles?

Murray N. Rothbard: ¡Vaya, esta es una de esas noticias que hacen saltar de la silla, y esta vez en sentido positivo!Permítame decir que, aunque históricamente he sido escéptico con los políticos —y por principio opuesto al uso del Estado para alcanzar fines libertarios—, cuando emerge una figura como la que me describes, Javier Milei, mi espíritu libertario no puede sino alegrarse. No porqué crea que el Estado pueda redimirse, sino porqué un hombre así representa una bomba en el corazón del Leviatán.

Un presidente que declara abiertamente la guerra a la casta política, que se define como anarcocapitalista a largo plazo, que quiere abolir el banco central… señor mío, esto suena como música austro-libertaria!

Es como si Mises y yo, por algún milagro, nos hubiéramos reencarnado en la forma de un economista argentino despeinado. Claro, el diablo está en los detalles. Un miniárquico sigue siendo, al fin y al cabo, un hombre del Estado, y por lo tanto debe ser observado — y observarse a sí mismo — con sospecha. Pero si realmente Milei ha recortado el gasto público, reducido los impuestos, bajado la inflación y puesto fin al déficit, entonces lo que ha logrado en pocos meses supera en radicalidad a todos los supuestos “reformadores” del siglo XX.

Mira, cuando con Lew Rockwell elaboramos la estrategia paleo-libertaria, sabíamos bien que la batalla de las ideas no puede ganarse solo con números o teorías económicas. Se necesita un alma. Se necesita una cultura. Se necesita un lenguaje que hable a la gente común. Y si Milei ha entendido esto —si realmente logra unir la economía austriaca con una retórica moral, con un llamado a la ética natural, con el odio justo contra los parásitos—, entonces está haciendo exactamente lo que nosotros proponíamos.

Claro, no faltarán las traiciones, las presiones, las tentaciones del compromiso. Todo hombre que entra en la maquinaria estatal corre el riesgo de ser digerido por ella. Pero un presidente que sueña con la destrucción del banco central, que grita contra los impuestos, que llama al poder por su verdadero nombre —ya es un milagro en sí mismo.

¿Sabes qué te digo? Si el mundo que me espera en los años venideros es un mundo en el que un hombre así puede ganar elecciones, entonces tal vez no todo está perdido.

Tal vez las ideas han comenzado realmente a caminar sobre las piernas de los hombres.Sigamos luchando, pues. La revolución libertaria, quizás, está más cerca de lo que pensábamos.